Mil y una hora
Mil y una horas
trabajamos en un proyecto en el que disfrutas. Esos minutos invertidos que no
te duelen haberlos perdidos en otros hobbies o momentos de tu vida, pues es lo
que realmente te gusta. Ese trabajo que sueñas que pronto saldrá a la luz. Tus
amigos y familiares se sentirán orgullosos y con miedo les pedí sus críticas.
Mientras creé viví en un sueño, ahora ya finalizado, cambia tu mundo. Ese buen
sueño se convierte en pesadilla.
Te expuse a empresas, que por lo
general, te apreciaban y apuestan por nosotros. <<¡Fabuloso! ¡Mi tiempo
invertido ha servido para algo!>> Pero no es así. Después comienza un
trabajo interminable. Vender y ganar. Ese fue el objetivo. Tu sueño de vivir se
hizo realidad, pero poco a poco ese sueño perdió importancia y olvidé el por
qué lo fuiste creado. Además si sumas que aquella empresa que apostó por nosotros
que parece no involucrarse demasiado, a excepto para llevarse el dinero bien
fresquitos, todo comienza a verse en una escala de grises.
¿Cuándo te perdí? ¿Cuándo comencé a
atragantarme? Mi proyecto nació y como todo padre a su hijo, me siento
orgulloso por lo que consigues en la calle. Lo estoy. Lo amo y no es orgullo lo
que siento cuando me dicen que mi pequeño regala sueños o momentos donde aquellos
que lo conocen pueden desinhibirse de este mundo. Un chaval que antes de andar
enamoró a dos personas y lleva su nombre tatuado en su corazón. Que su alma aun
arde como las plumas de fuego de un ave fénix. Incluso su defectos han sido
transformados en peculiaridades entre sus amigos. Risa, nervios y lágrimas
inmortales que grabadas en las almas de los que lo conocen. Me paran por la
calle comentando por donde siguen sus pasos. Oh hijo mío, cuando te perdí de
vista, volaste de mi lado y sin que me diera cuenta ya desaparecías por el
horizonte desplegando tus alas. Vuela pues para eso te he creado. Conoce mil
casas y otras mil. No te preocupes pues yo siempre diré orgulloso que tú eres
mi hijo. Lucharé para que tus alas no sean cortadas. Combatiré en cientos de
batallas que seguro perderé y seguiré intentándolo. Si es preciso sangraré por
ti, pues eso es lo que hace un padre. Luchar por los hijos y tú aunque no seas
de sangre y hueso y tu corazón sea de tinta. Siempre podrás decir que yo soy tu
padre.
Aún recuerdo
el día que puse punto y final, ese día, en tu nacimiento. Estabas completo y
perfecto. Me quedé mirando, tu cara, con la mirada perdida y no pude evitar
aquella lágrima. Esto seguro que tus personalidades, que son una veintena, se
reirías al verme. Es cierto, yo también me reí al darme cuenta que lloraba por
haberte creado. Nunca pensé que nunca sentiría lo que sentí aquella noche de
madrugada.
No ha pasado
ni un año y no puedo creer que tú solito hayas conseguido que gente de otros
países me escriban comentando lo bien que lo pasasteis juntos. Argentina, Cuba,
Rusia, China…. Lugares que no puedo imaginar que yo pueda ir jamás. Tú
enseñaste 5500 palabras y enamoraste a todo aquel intrépido que leyó en ti una
frase. Piden a gritos que sigas hablando y los trasportes a un mundo, muy
diferente al suyo. Te agarran por las noches, al calor de un foco, y te piden
que les enseñes a volar y cuando lo haces, maldicen las horas que son y deben
dejarte junto a su cabezal y cierran los ojos. Rezan para que la historia
continúe mientras siguen durmiendo y a veces lo consiguen pero tú le muestras
el verdadero camino.
Gracias hijo.
Sigue volando y continúa con tu viaje. Pues lo bueno de no ser de carne y hueso
es que durarás lo que el destino te haya reservado para ti. Yo terminaré como
todos los hombres pero seré un hombre orgulloso por lo que esa noche, de
invierno, cree.
Para terminar,
solo quería pedirte que, digan lo que digan, hagas lo que hagas, tu padre
siempre estará aquí para seguir luchando por ti.
Snif, qué bonito. Espero que mi 'gestación' también salga adelante y tenga una niña a la que amar y repartir por el mundo, rodeada de buena compañía ;)
ResponderEliminarSigue volando y continúa tu viaje... Amor más que de carne y hueso <3
ResponderEliminarCreo que este va a ser el primer comentario que escriba en tu blog (¡hay tantas cosas que leer y es tan difícil ser capaz de llevarlo todo al día...!) pero me parece que no hay mejor entrada que esta para hacerlo.
ResponderEliminarSupongo que todos los que nos dedicamos a contar historias de una manera u otra hemos acabado sintiendo eso mismo que tú describes. Cada uno con sus propios matices pero en esencia ese mismo sentimiento, esa mezcla de inseguridad, temor, alegría y orgullo. Sobre todo orgullo por ver cómo algo así ha salido de uno mismo y llega a tocar los corazones de tanta gente.
Me has despertado sentimientos antiguos con esta entrada, y en parte te lo agradezco. Me ha gustado mucho.