Esperar es aburrido
Mi vida ha sido aburrida desde que puedo llegar a
recordar. Aunque hay, en lo más profundo de esos recuerdos algunas imágenes de mí
que dicen que no siempre fue así. Fui alguien muy diferente al que soy en este
momento. Era capaz de adentrarme en la aventura más disparatada en la que
ningún otro hombre se atrevería. También era otra época. Luchaba contra la justicia
y fui injusto, juergas eternas y compartía el campo de batalla con mis
inseparables amigos. ¿Qué habrá sido de ellos? Estarán muertos. Después de
tanto tiempo no quedará ni su triste esqueleto. Ese hombre que fui puede
decirse que murió como ellos. Ahora soy un contable, algo impensable cuando era
pequeño, aún sigo viendo los demonios atormentar a los humanos pero ya no hago
nada para remediarlo. Miro hacia otro lado y lo dejo pasar. Los números son lo
único que puedo encontrar por aquí que son realmente justos. Jefes abusivos y
empleados ladrones de dinero y tiempo. Las mujeres llevan una ropita que enseña
más de lo que insinúa, pero ni siquiera puedes mirarlas o te denunciarían por
abuso. Las leyes de esta sociedad han construido a la humanidad, pero hay tanta
ley absurda que puedes estar seguro que cuando llegas a tu casa por la noche
puedes encontrar de cinco a seis notificaciones por haber infligido alguna ley
sin que te hayas dado cuenta.
Las dos de la tarde y me marcho a casa para comer. La
gente de la calle se amontona en la acera y cotillean. Todos miran la cornisa
del edificio Cervantes. Un hombre de entre 45 años está al filo de la terraza y
pretende lanzarse. Eso es lo que ven este tipo de humanos que disfrutan con lo
que contempla, aunque ponga caras de miedo e intentan pensar para solucionar
ese problema, luego caen en que solo pueden taparse los ojos con la mano y
miran sin remediarlo por entre sus dedos. Yo lo que veo es a un hombre
estresado y siendo obligado a tirarse por la terraza. Un demonio lo está
obligando seguro que ese estúpido, le vendió su alma y ahora tiene que pagar.
Miro hacia debajo casi al instante, el demonio me ha
mirado y parece que se ha dado cuenta de que puedo verlo. Es mejor que no se percate
de quien soy. No es por miedo, yo podría ponerlo en su sitio que es el infierno
o ese sitio de donde venga pero esa vida fue enterrada y ahora soy contable. Un
sonido seco de algún cuerpo, el del aquel hombre de la terraza, anunciaba que
su vida había acabado. Ya no sufrirá más en este mundo. Seguí andando subiendo
la calle y dejando los gritos de las mujeres que no soportan ver los sesos
esparcido por el asfalto.
- ¿Me has visto? Sí, me has visto- escuché su voz
ronca y sin vida.
Miré hacia delante y vi su cara blanca y con algunas
venas azules que le marcaba sus pómulos y frente. Podría asegurar que ese
cuerpo no le pertenece. Sus ojos negros sin pupila ni expresión me parecen asquerosos.
Seguí caminando para no debelar mi identidad.
- ¿Quién podría verme y se siente tan importante
para pasar de mí?- volvió a la carga el demonio. Esta vez me tiró la cartera de
cuero al suelo. Me agaché y lo recogí maldiciendo mi suerte. Me odio por lo que
me he convertido. Nunca soporté a los abusones y estoy comenzando a replantearme
el poder darle una buena patada en su culo de demonio.- Chico no puedes
engañarme.
- Pues entonces vete a la mierda de una vez. ¿A caso
no vez que no eres nada para mí? – mi lengua me traicionó y la cara del demonio
fue sorprendente. Él no se esperaba que le contestara y menos de esa forma. Para
mi desgracia él sonrió, viéndome como una posible y futura víctima, y se
marchó.
Al fin en casa y como esperaba en el suelo encontrar
una buena colección de notificaciones por romper la ley ciudadana. Era curioso
y una de ellas era el de observar como uno de los ciudadanos se suicidaba. Me sorprendía
lo rápidos que son en enviarte las malditas cartas rosas que te sangraban poco
a poco tu micro sueldo. Puse la tele y me senté en el sillón orejero con todo
el peso que el aburrimiento de tu asquerosa vida podía ponerte encima. Sólo me
quedaba cenar y ver la tele hasta que mis ojos se cierren. Vaya mierda de vida.
¿Cuándo decidí ser así? ¿Cuándo me caeré en la cuenta que no hacer lo que me
gusta es equivalente a estar muerto?
La puerta cayó al suelo y ese ser entró en mi casa
con aires de superioridad. Era el mismo demonio de antes y pensará que puede hacer
conmigo lo que le plazca. Me levanté y me puse frente a él.
- Ahora me vas a escuchar, humano.
- Pobre demonio, ni tus ojos son tan fuertes para ver
la verdad, aunque la tengas frente a tu cara. – Le contesté. – Yo no soy humano
o al menos ya no lo soy.
- Te arrancaré el alma y la devoraré igual que haré
con cada uno de tu familia.- fue desagradable. Entra en mi casa rompiendo la
puerta y me insulta. Eso fue el colmo.
Chasqueé los dedos y su cuerpo ardió. Su alma será devuelta
a su infierno y yo pude volver a mi vida aburrida. Aun no era el momento de
salir de las sombras y acabar con aquellos que destrozan la creación de mi
señor. Sigo esperando la respuesta de alguno de mis hermanos o de mi dios. Mil años
llevo de espera. Quizás deba decidir vivir algún tiempo. Tengo que ser fiel a
mi juramento y con orgullo diré “Soy hijo del pájaro de fuego” “honor y
justicia” si ellos me buscan yo los buscaré a todos ellos. Y luego le
encontraré mi señor. Que sus alas me cubra y me proteja de todo mal.
He de decir que no esperaba ver mencionado al pájaro de fuego al final de esta historia. Igual es que me faltan datos.
ResponderEliminarMe ha gustado cómo empieza.
ResponderEliminar¿Otro personaje de la saga que desconozco? Pinta interesante. Me ha gustado el giro final al pájaro de fuego. ¿No darás pistas? ;)
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