Busco una historia
Desorientado y frustrado, son unas de las palabras que definen la mayor
parte de mi vida. Un escritor que sueña ganarse la vida con la historia que
podría marcar un hito en los lectores de este siglo. Una aspiración que se me
quedaba demasiada lejana para pararse a pensar o si quiera imaginar. Por ahora,
debía encontrar esa historia.
Quería escribir ficción. Una
novela de esas que te traslada a otro mundo y te hace desear con todas tus
fuerzas poder vivir junto al protagonista, pero mi imaginación era pobre. Lo
que en realidad se me daba bien era indagar poniendo en peligro mi vida si
fuera necesario. Ser un especie de investigador buscando la historia perfecta,
pero nunca la conseguía. Siempre se
quedaba en… decepción, por mi parte. Siempre me costaba comenzar y enfrentarme
al folio en blanco ¿Falta de inspiración? No lo creía. Siempre tenía la
historia junto con su final, pero el comienzo siempre me decepcionaba. Se perfectamente como funciona este mundo. La
editorial y el editor de turno que intentaba leer tu manuscrito para valorar si
interesaba sacarlo a la luz. Los primeros capítulos debían ser impactantes,
desgarradores y frustrantes con la intención de que enganche al lector y no
pueda pensar en otra cosa que leer tu novela.
Paseo con frecuencia en busca de
lo que algunos compañeros del gremio llaman “inspiración”, absurdo. Como dijo Federico Gracia Lorca “La inspiración no se busca, se trabaja para
que no te abandone”. Le era fácil
decir tal cosa, nadie le iba a discutir a uno de los grandes, que la
inspiración no es una amante que debes cortejar con frecuencia para que no te
abandone dejándote sin nada. Por ello, paseo. Recorro las calles observando a
la gente. Miro sus caras estresadas para llevar su vida a un estatus mejor o al
menos mantenerlo. Odio sus vidas. Necesito una copa.
El “Gloria” es el bar que frecuento para ahogar mi mal humor. Es uno de
los antros más oscuros y más antiguos de la ciudad. Se llamaba de esta forma
por la fundadora de los años veinte, ahora lo llevaba Sonia una chica con la
misma experiencia en poner una copa que un perro tocando la flauta. Sus
habilidades eran equiparables a su maltrato a los clientes.
- Anís para el frío.
- No son las doce, ¿Sabes que
eso signo de alcoholismo?- Se burló a la vez que me insultaba.
- ¿Qué más te da? Mientras te
pague, lléname un vaso.- Sonia se me quedó mirando con sus ojos azules y tras
suspirar llenó un vaso de chupito con wiski. – He pedido Anís.
- Creo que necesitas el Wiski
más que el Anís.- Siempre hacía lo mismo. Creía ser una especie de vidente con
sus clientes. Se orgullecía diciendo que ella sabía mejor que nadie lo que
necesitaban. Una gilipollez como una casa. Me lo bebí sin más.- ¿Qué te pasa
hoy? Quizás te pueda ayudar.
- Necesito algo que tú no me
puedes dar.- me miró extrañamente y me dejó solo. Cogió el periódico y comenzó
a leerlo. No me hablaba y necesitaba, más que el Wiski, que las palabras
salieran de mi boca aunque fueran insultos. El ser humano es un ser sociable
aunque sea un lobo devorador de lobos.
Me autorrellené el vaso de
wiski. La botella estaba a mi lado y no quería llamarle la atención a Sonia.
Parecía tener peor humor que yo. Entonces fue cuando lo vi. Un artículo en el
periódico que leía la camarera. Se trataba de un caso sin resorber que cumplía
diez años desde que sucedió. La policía era incapaz de saber quién fue el
culpable. El asesinato de un hombre en la plaza de la catedral. Había leído
algo sobre eso en su día. Aquel asesinato tenía tantos cabos sueltos que nadie
supo cómo indagar. Tres hipótesis volaban siempre entre el asesinado y el
verdugo.
La
primera era que el aquel hombre tenía problemas con la bebida y se calló al
suelo muriendo en el acto. Pero no me encajaba tal cosa. Aquel hombre se
encontraba desnudo, con su ropa doblada y dentro de un círculo, perfectamente
dibujado, de excrementos de paloma. Por
ello nos llevaba a la segunda hipótesis.
Un juego de rol que se fue de las manos. No me llamaba la atención tal
cosa. Estaba seguro que fue esa idea fue infundada por el pánico de la
ignorancia sobre tales juegos. Pero la tercera hipótesis podría ser una buena
baza para comenzar mi historia. Aquella muerte fue comparada con la muerte del
famoso libro de Dam Brow y especialistas en sociedades secretas culparon sin
ningún pudor a “La Hermandad Del Gorrión”. Era la historia perfecta y ahora que todo el
rastro estaba frío como un tempano. Era el momento de demostrar mis dotes de
investigación. Debía encontrar el asesino y crear la historia del momento o al
menos mostrar al mundo que es lo sucedió ese
13 de Julio de 2006 en la ciudad de Jaén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario