miércoles, 22 de abril de 2015

Cuenta la leyenda





Cuenta la leyenda,
Que en un día de tormenta,
Un hombre malvado
A una princesa había apresado.

Cuenta la leyenda,
Que al guerrero formidable
Un envidioso mago,
Había hechizado.
“ Con cada muerte,
Que tu espada segue,
Un trozo de armadura,
Te abandone.”
Ella apenada y cautiva,
Deseaba que la puerta no se abra,
Pues solo ver la sombra del opresor
Su cuerpo temblaba de terror.
“Mía serás y mi esposa te convertirás

Tres soldados en el camino
Le quieren asaltar,
Zigzag su espada voló
Y a los soldados pudo matar.
Dos trozos de armadura,
Se desprendieron al segar,
Tal y como había dicho el mago
Con sus palabras al hechizar.
Pero fueron dos y no tres,
Como debía ser,
Eso quería decir
Que uno se resistía a morir.
Se acercó a él sin miedo.
“¿Quién os manda?
Mi señor de este reino.”

Las sirvientas llegaron
El vestido mostraron
Dos días quedaban para la boda
Si nadie lo remendaba,
Él conseguirá lo que soñaba.

Cansado y polvoriento,
A la ciudad del reino llegó,
“una cerveza y una cama,
Para que mañana pueda hacer volar mi espada.”
En el cuarto junto a la oscuridad
Unos ojos pudo vislumbrar,
Alguien lo observaba
Y un arma escuchó sesear.
Un asesino del rey
Lo quiere matar
Sus golpes pudo esquivar,
Sus puños certeros,
A su rival hizo tambalear.
Esto era personal,
Mañana debía acabar.

Las campanas sonaron,
Tintinearon el día anunciado.
Plumas blancas en su cintura
Y seda cubría su figura.
El día soñado podría ser
Para niñas y cualquier mujer
Pero la princesa mas que una novia
Una reo parecía en aquel dichoso día.
Cien soldados custodiaban el lugar.
Y aquel maldito hombre en el altar.
Palomas soltaron
Que sobre ellos volaron
En el patio de armas 
Su cruel destino se iba a celebrar.

Con el sol a la espalada,
El guerrero entró
En el patio de armas
Rodeado de cien espadas
Su coraje agrandó
Ella vio a su salvador
Y la mano de opresor la sujetó
 Uno, dos y tres con la espada,
Los soldados caían a la vez.
Ahora su cuerpo sin armadura
Sangrara por doquier.
Él sabía que la muerte encontraría,
Desde que aquella noche fría
El mago por crueldad y malicia,
Al guerrero condenó.
Ella de un tirón
De la mano del secuestrador.
Se soltó.
Corrió escalera abajo,
Y vio el yermo cuerpo.
Su sangre tiñó el vestido,
Y sus ojos se abrieron,
Al no comprender lo que había visto.
Aquel hombre sin armadura
Luchó aunque su muerte era segura.
¿Qué fue a lo que llevó
A un hombre actuar con tal valentía?
Y era no poseer nada que valía.
La princesa cogió la espada,
Y dando un corte en la brisa,
Ella murió con una sonrisa.

Cuenta la leyenda,
Que allí en el otro mundo.
Al fin se conocieron,
Que un roce y un beso
En paz quedaron.

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